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Seguro que en alguna ocasión has ingerido algún alimento que haya sido modificado genéticamente sin saberlo. Los alimentos transgénicos son producidos a través de la ingeniería genética, con objeto de crear productos con unas características concretas. Ahora bien, existe cierta controversia y los científicos no logran ponerse de acuerdo para determinar hasta qué punto son beneficiosos o todo lo contrario.
Algunas de sus ventajas son:
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Cultivos protegidos frente a virus, insectos, hongos y malas hierbas. Por lo que hay menores pérdidas de cultivos debido a plagas y maleza.
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Cultivos que requieren de menos trabajo y maquinaria.
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Se les pueden añadir vitaminas, minerales y proteínas que previenen la malnutrición y nos protegen de ciertas enfermedades.
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Mejoras en el rendimiento de los cultivos y menor necesidad de pesticidas, que es bueno para el medioambiente y la economía, pues se reducen costes.
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Alimentos medicinales que se podrían utilizar como vacunas u otros medicamentos.
Algunas desventajas:
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Su producción pone en riesgo la biodiversidad y puede acabar eliminando organismos no modificados y extinguiendo especies que encontramos actualmente en la naturaleza. Por ejemplo, puede que a la larga haya una única variedad de manzanas y el resto desaparezcan.
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En ocasiones la modificación genética es únicamente para que el alimento resulte más atractivo al consumidor (color, aroma…) y no para mejorar sus propiedades, incluso algunas podrían perderse.
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Muchos organismos, como los hongos y virus, podrían mutar a especies desconocidas para su propia supervivencia.
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Las semillas de los alimentos transgénicos están en manos de grandes multinacionales, con lo que perjudica al agricultor pequeño y tradicional.
¿Conocías estas variables?