Por circunstancias de la vida, conocí al Sr. Belisario Marín, propietario de una de las entidades de turismo más antiguas y respetadas de Colombia, llamada “Promotora de Turismo-Belisario Marín”. Gracias a él, y con la invitación de la Gobernación y la Secretaría de Turismo del Quindío, pude vivir momentos únicos en mi tierra. Uno de ellos fue conocer la historia del famoso “YIPAO”, Patrimonio Cultural de los Quindianos.
Ante todo quiero destacar que el Jeep Willys fue fabricado por el ejército norteamericano para desempeñar funciones de apoyo en malos terrenos, transportando tropas militares durante la segunda guerra mundial. Con el paso de los años, y después de su llegada a Colombia en el año 1946, gracias al Ministerio de Defensa comenzó a utilizarse con fines agrícolas en las cosechas de café, llegando a convertirse en el vehículo indispensable para toda mudanza.
Comencemos por saber qué es un YIPAO. La marca Jeep se pronuncia en Colombia como “YIP” y en algunas regiones como “YIPE”; de esta forma fue escalando la expresión “YIPE”, y más adelante se fue denominando así al propio vehículo, que cargado en su total capacidad, se convirtió en el “YIPAO”.
Esta historia nace hace 24 años por iniciativa cultural, en la celebración de los primeros cien años de la ciudad de Armenia. El JEEP, fue concebido como el máximo símbolo de representación de la quindianidad, y con el transcurso del tiempo adquirió gran valor patrimonial y social en el país. En los años 80 y 90 se institucionalizaron los desfiles en homenaje al YIPAO, y hasta la actualidad se siguen celebrando en el municipio de Calarcá como parte de sus Fiestas Nacionales del Café.
Después de explicarles el significado y valor del YIPAO llegó mi mejor momento: El YIPTOUR por las cordilleras del Quindío. Fue un día lleno de emociones, saliendo del municipio de la Tebaida, donde tuve la oportunidad de tomar la famosa y exquisita “Forcha”, bebida típica de la región hecha a base de harina de maíz. Continuamos el recorrido hasta un hermoso pueblo en la cima de la montaña, llamado “Buenavista”; allí comencé a disfrutar la majestuosidad de los cultivos de café y de plátano.
Posteriormente llegamos a Pijao -ciudad conocida como la “ciudad sin prisa”-, siendo la más tranquila y serena de Latinoamérica, donde descansamos en la tienda de café “Terraza San Alberto” y nos deleitamos un espectacular ritual en la preparación del café. Siguiendo nuestro inolvidable y fabuloso paseo, terminamos con un recorrido nocturno a la ciudad con la ingeniosa iluminación completa del Jeep en diferentes colores. Todo esto fue posible gracias a la Fundación “Territorio Quindío” y a su Asesora de Turismo, Rocío Acosta Jiménez, en compañía de nuestro experto al volante, el Sr. Rafael Pérez, más conocido como “Pesebre”. Agradezco a Dios por tan maravillosa experiencia, invitándoles a conocer un “Pedacito de Cielo” de Colombia en Armenia: Quindío.
Autor:
Jorge “Nacho” García
@nachoautos